El pediatra Carlos González ens acompanyarà la tarda del dia 12 de maig a les 19h per resoldre els dubtes de pares i mares vers la lactancia, criança i l'alimentació infantil.
Carlos González és metge fundador y president de la Associación Catalana Pro Lactancia Materna i asessor de la Iniciativa Hospital Amigo de los Niños (UNICEF). Es va especialitzar en lactancia materna a la Universitat de Londres. Ha impartit, des de 1992 fins el moment, més de 100 cursos sobre lactancia materna per a professionals sanitaris. Ha traduït diversos llibres sobre el tema, a més de ser responsable del consultori sobre lactancia materna de la revista “Ser Padres”.
És un dels màxims exponents en els països de parla hispana en mètodes no conductius, coneguts como a criança natural. És tracta bàsicament dels conceptes contraris als coneguts mètodes d'Eduard Estivill, més rígids.
És un dels màxims exponents en els països de parla hispana en mètodes no conductius, coneguts como a criança natural. És tracta bàsicament dels conceptes contraris als coneguts mètodes d'Eduard Estivill, més rígids.
Actualment ha publicat diferents llibre sobre alimentació, lactancia i educació per als infants. El més conegut de tots és Bésame mucho i aquí en teniu un petit fragment:
“…Una vez llegué demasiado pronto a mi consulta y me entretuve charlando con el recepcionista. En la sala sólo había una madre, con un bebé de pocos meses en un cochecito, esperando para otro colega.
El bebé se puso a llorar, y la madre intentó calmarlo moviendo el cochecito adelante y atrás. Cada vez los llantos eran más desesperados, y los paseos de la madre más frenéticos.
Cuando un niño llora con todas sus fuerzas, los minutos parecen horas. «¿Qué hace? —pensé—. ¿Por qué no lo saca del coche y lo toma en brazos?» Esperé y esperé, pero la madre no hacía nada. Finalmente, aunque nunca he sido amigo de dar consejos no solicitados, me decidí a lanzar una indirecta lo más suave que pude:
—¡Pero qué enfadado está este niño! Parece que quiere brazos…
Y entonces, como movida por un resorte, la madre se abalanzó a sacar del coche a su hijo (que se calmó al instante) y explicó:
—Es que como dicen los pediatras que no es bueno cogerlos…
¡No se atrevía a tomar a su hijo en brazos porque había un pediatra delante! Aquel día comprendí cuánto poder tenemos los médicos y cuántas presiones y temores deben soportar cada día las madres.
Esa misma explicación, «le cogería en brazos, pero como dicen que se mal acostumbran… », la he oído docenas de vecesen circunstancias menos dramáticas. Todas las madres sienten el deseo de consolar a su hijo que llora, y sólo una fuerte presión y un completo «lavado de cerebro» puede convencerlas de lo contrario. En cambio, nunca he visto el caso opuesto: una madre que espontáneamente prefiera dejar llorar a su hijo, pero lo tome en brazos por obligación («le dejaría llorar, pero como dicen que eso les provoca un trauma… »). ”
El bebé se puso a llorar, y la madre intentó calmarlo moviendo el cochecito adelante y atrás. Cada vez los llantos eran más desesperados, y los paseos de la madre más frenéticos.
Cuando un niño llora con todas sus fuerzas, los minutos parecen horas. «¿Qué hace? —pensé—. ¿Por qué no lo saca del coche y lo toma en brazos?» Esperé y esperé, pero la madre no hacía nada. Finalmente, aunque nunca he sido amigo de dar consejos no solicitados, me decidí a lanzar una indirecta lo más suave que pude:
—¡Pero qué enfadado está este niño! Parece que quiere brazos…
Y entonces, como movida por un resorte, la madre se abalanzó a sacar del coche a su hijo (que se calmó al instante) y explicó:
—Es que como dicen los pediatras que no es bueno cogerlos…
¡No se atrevía a tomar a su hijo en brazos porque había un pediatra delante! Aquel día comprendí cuánto poder tenemos los médicos y cuántas presiones y temores deben soportar cada día las madres.
Esa misma explicación, «le cogería en brazos, pero como dicen que se mal acostumbran… », la he oído docenas de vecesen circunstancias menos dramáticas. Todas las madres sienten el deseo de consolar a su hijo que llora, y sólo una fuerte presión y un completo «lavado de cerebro» puede convencerlas de lo contrario. En cambio, nunca he visto el caso opuesto: una madre que espontáneamente prefiera dejar llorar a su hijo, pero lo tome en brazos por obligación («le dejaría llorar, pero como dicen que eso les provoca un trauma… »). ”
Carlos González. Bésame mucho, cómo criar a tus hijos con amor. Madrid: Temas de Hoy, 2005.
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